"Barato, barato, todo barato", "me lo quitan de las manos", "liquidación por divorcio",... Estas y otras frases son típicas de esos mercados al aire libre, llamados mercadillos, que a diario se diseminan por miles en poblaciones tanto pequeñas como grandes.
La variedad de artículos y productos que se ofrecen, tanto de primera como de segunda mano, atraen a multitud de compradores, ávidos unos, curiosos otros, que acuden con la intención de poder adquirirlos por precios más atractivos o con la esperanza de encontrar ese objeto que van buscando. 
Todo ello, junto con la gracia y destreza de los vendedores, hace que los mercadillos constituyan de por sí un mundo propio.
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